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Ana Campos

Después de la catarsis, una vida sosegada.




Trato de entender lo que logró Ryusuke Hamaguchi con su película Drive my car, ganadora del Oscar a la Mejor Película Internacional —dura tres horas y la podemos ver en MUBI—, una vez que logra entrelazar al Tío Vania de Chejov para que se decante en su película o se enrede y sea parte de la misma trenza. El título sugiere varias cosas: no sólo que alguien maneje nuestro coche, sino que, ese alguien, maneje nuestra vida cuando parece que no tenemos la capacidad de hacerlo nosotros mismos. Yüsuke Kafuku es el nombre del actor y director de teatro que está casado con Oto, una bella mujer que inventa historias después de hacer el amor y las olvida al despertar. Por eso, él se las vuelve a contar para que ella tome nota y haga sus guiones para la TV. Habían tenido una hija que murió a los 4 años y que, en un momento de la historia tendría 23 años de edad. En la obra de teatro, la hermana de Vania había tenido una hija, Sonia, que se queda huérfana de madre y, desde entonces, vive con su tío Vania en la hacienda que aportó su madre como dote. El erotismo y la belleza de la primera parte de la película es notable: el desnudo de espaldas en la cama es un cuadro plástico de gran belleza, como es impactante la escena cuando él regresa inesperadamente y sorprende a su mujer agazapada con uno de sus actores. — Mi mujer se fue con un hombre… Pero aun después de eso la quiero y le soy fiel… He perdido la felicidad, pero he conservado mi orgullo… —dice Telégin en Tío Vania. Cuando Oto le dice a su marido que quiere hablar con él cuando llegue del trabajo, por miedo a que le diga lo que todos pensamos que le iba a decir, llega tarde y no puede salvarla: había tenido un derrame cerebral. Dos años después, Yüsuke acepta una residencia artística de dos meses en Hiroshima para dirigir Tío Vania con un reparto internacional. Ensaya seis semanas y la pone en escena las dos restantes. Pidió vivir a una hora del teatro y, en contra de sus deseos, le asignan a Misaki Watari, una jovencita de 23 años de edad, experta como chofer. El coche de Yüsuke es un Saab Turbo viejo, pero en perfecto estado. Cuando se estaba preparando para actuar como tío Vania, a pesar de que Chejov le daba miedo “porque nos conecta con lo que realmente somos”, su mujer, le grabó un casete con los parlamentos de la obra dejando en blanco lo que debe decir el tío Vania para que Yüsuke lo hiciera mientras iba en su coche. — Engañar a un marido viejo e insoportable es inmoral, pero esforzarse por ahogar en sí mismo todo sentimiento, vitalidad y juventud, eso no es inmoral —decía el tío Vania. Al final de las seis semanas, después de varios sucesos, Yusüke y Misaki comparten sus historias y culpas en un largo viaje por carreteras y por túneles. Es un largo viaje como el que hacemos para tocar fondo y que se lleve a cabo una catarsis, producto de la culpa que pesa como el demonio: Misaki, por no haber hecho lo suficiente para salvar a su madre cuando se deslavó su casa y Yüsuke, por llegar tarde con su esposa. Los dos se desahogan y se abrazan. Vemos el final de la puesta en escena de Tío Vania y “oímos” lo que dice Sonia en lenguaje de señas coreanas, era una actriz muda: — Y tú y yo, tío, querido tío, tendremos una vida clara, serena y sosegada. Gozaremos de ella, miraremos nuestras penas con ternura, con una sonrisa… descansaremos… Al final de la película, Misaki, bien vestida, hace el super y se aleja en el Saab con su perro en el asiento trasero. Creemos que después de la catarsis, los dos viven una vida sosegada.


Feliz día del niño, Martín Casillas de Alba

Sábado 30 de abril, 2022.

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