El periodismo es una labor de alto riesgo para la salud mental. Mar Cabra y Aldara Martitegui, de The Self-Investigation, hablaron de este importante tema en la Cátedra CONNECTAS-Martin Baron 2023. Estas son algunas de las conclusiones que nos dejaron.
Trabajar más de 12 horas al día. Nunca desconectarse del celular, de la actualidad, de la noticia. Se sabe que no es sano, pero es que “no puedo dejar de hacerlo”; el trabajo lo exige. Tener que enfrentarse a situaciones humanas dramáticas en la cobertura diaria, escarbar datos con las uñas para defender el derecho a la información, asumir riesgos físicos y legales al hacerlo… ¿suena familiar?
El trabajo periodístico está lleno de situaciones que producen
un alto nivel de estrés, como:
El desorden de los horarios, donde muchas veces se trabaja hasta tarde o los fines de semana.
La necesidad de siempre estar conectados tanto con el celular como con las noticias.
El exceso de trabajo.
La precariedad laboral y sueldos bajos (en comparación con otras profesiones del mismo nivel de preparación).
Una alta implicación social y emocional con el trabajo, que está usualmente muy expuesto a todo lo malo que ocurre en el mundo.
Un trabajo muy visible para los demás, lo que tiende a generar, así el periodista no lo quiera, mucha presión social.
“Los periodistas somos una de las profesiones más estresantes del mundo. Pero otras profesiones con ese nivel de estrés, como los bomberos o los militares, tienen formación psicoemocional para manejarlo. Nosotros no”, cuenta Mar Cabra, periodista de investigación española y cofundadora de The Self-Investigation, una fundación enfocada en cuidar la salud mental de los profesionales del gremio.
Por esta situación, anualmente miles de profesionales frustrados por la falta de condiciones de bienestar en las salas de redacción desisten. “Cada vez más periodistas se queman, por un ritmo de trabajo que no permite que seamos personas además de ser periodistas”, agrega Cabra.
Estudios demuestran que, por ejemplo, hasta 87% de los graduados en Estados Unidos decían que se han arrepentido de estudiar periodismo (la profesión con más arrepentidos) o que hasta un tercio de los profesionales en Ecuador quisieran abandonar su trabajo. En opinión de la periodista española, esa desatención es una de las culpables de que se esté dando una “renuncia masiva”.
Ella no es una extraña en esa situación. Luego de obtener el Pulitzer con el equipo de Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y de participar en algunas de las investigaciones más relevantes de la última década, empezó a sentir un agotamiento que no se parecía al cansancio normal de una jornada laboral.
Sentía que estaba “en un trabajo donde estamos haciendo cosas increíbles. Cambiando las leyes. Pero era infeliz”. Agrega que “llegaba el fin de semana y solo quería estar tumbada. Iba a las reuniones, pero no me importaba nada. Me convertí en una persona bastante negativa. Yo no sabía entonces, pero todos estos son síntomas del trabajador quemado”.
A raíz de eso decidió pausar su trabajo como periodista de investigación y fundar junto con Aldara Martitegui, The Self-Investigation para ayudar a reducir el estrés en las salas de redacción de distintas latitudes. Para ella, se convirtió en una misión personal ayudar a otros periodistas a que dejen de sufrir el síndrome del trabajador quemado (burnout, como se conoce en inglés).
“El periodismo es una profesión de alto riesgo para nuestra salud mental. Lo que pasa es que los motivos de riesgo los tenemos tan asumidos que a veces no nos damos cuenta”, explica Aldara Martitegui, quien además es instructora acreditada de reducción de estrés basado en mindfulness. Cabra y Martitegui estuvieron compartiendo sus ideas sobre cómo mejorar la salud mental en las salas de redacción en la Cátedra CONNECTAS-Martin Baron 2023.
La pregunta es ¿cómo hacerlo? “Hay editores que me dicen ‘pero cómo hacemos esto si somos solo cuatro personas en la redacción, tenemos que cubrir lo que hemos hecho siempre con menos personas’”, cuenta Cabra. En su opinión, si bien hay demandas de trabajo y circunstancias que no pueden cambiar los medios, sí hay pequeños ajustes de mentalidad y procesos que se pueden implementar en los medios para cuidar la salud mental, tanto como las demás urgencias de la agenda periodística.
En otras palabras, hay un círculo de control, donde están las situaciones que dependen solo de nosotros mismos. Es decir, lo que puede hacer cada periodista por su propia salud mental. “Es como en los aviones”, dice Cabra, “que ponen que en caso de que caiga la máscara de oxígeno primero hay que ponérsela uno y luego a los menores a su cargo”.
Luego, hay un círculo de influencia, que son los miembros del equipo en los que podemos influir de distintas maneras. Y, finalmente, hay un círculo de preocupación, donde están las cuestiones que no podemos cambiar del negocio del periodismo o de las circunstancias de nuestros países.
“Os invito a empezar en las áreas donde tienes influencia”, dice Cabra, quien propone estas estrategias que pueden asumir las redacciones para mejorar el cuidado de la salud mental de los reporteros:
1. Identificar el burnout
Lo primero es poder identificar que una persona está desgastándose. Esa no es siempre una labor fácil, ni siquiera con uno mismo. Pero hay señales que indican un desgaste mental que debería levantar las alarmas.
“Primero, en el cuerpo: hay dolores de cabeza, problemas en la piel, son personas que cogen virus, su sistema inmune está más debilitado. Segundo, en la mente: está obtusa. Son personas que tienen pensamientos confusos, juicio deteriorado y toman malas decisiones”, sugiere Martitegui.
Por otro lado, “a nivel emocional podemos identificar personas que están irritables, que tienen ansiedad y estados depresivos. Por último, tal vez lo más visible, en los comportamientos. Suele haber conductas de escape; por ejemplo, adiciones. Son personas que toman demasiado café o alcohol o se alimentan mal”, agrega. “Las personas estresadas dejan de compartir. Una de las primeras señales de una persona que está desgastada es el aislamiento”.
Una redacción que cuide la estabilidad psicoemocional de sus periodistas debería estar pendiente de estas señales. Del mismo modo, es importante que líderes del equipo estén alerta de estos indicadores en ellos mismos, sugiere la periodista, “si no somos
capaces de identificarlos en nosotros, ¿cómo podemos hacerlo en nuestro equipo?”.
2. Generar espacios de bienestar
Para identificar el estado emocional de los miembros del equipo, las periodistas de The Self-Investigation sugieren introducir a la planeación organizacional espacios de chequeo antes, durante y después de todo proyecto editorial.
Esto implica generar espacios regulares de diálogo entre miembros del equipo (además de las discusiones editoriales) sobre el estado anímico de los periodistas de la redacción. “Una de las medidas que más ayudan a disminuir los factores de estrés y mejorar el compromiso de la persona con el proyecto es hacer reuniones uno a uno. Estas reuniones son no tanto para hablar de cómo vas, sino hablar de cómo estás”, dice Cabra.
Ahora, los periodistas no son expertos en salud mental, por lo que puede ser necesario buscar una conversación con un profesional cuando identifiquemos un colega que exhiba las señales de burnout. “Tener a alguien en el equipo que se forme en primeros auxilios psicológicos también es útil. Otras cosas que se pueden hacer es generar espacios de peer-to-peer support, que garantice que lo que se comenta no va influenciar en el tipo de trabajo”, sugiere la periodista.
Ahora, para poder identificar correctamente el estado anímico propio y de los miembros del equipo, es importante normalizar decir que no se está bien. “¿Cómo podemos crear culturas donde sea más fácil decir ‘hoy no me siento bien’? Donde sea normal desconectarse del celular el fin de semana, y demostrarlo con el ejemplo”, se pregunta Mar Cabra.
3. Liderar con el ejemplo
Todo esto requiere un cambio a nivel gerencial en los medios donde los líderes de la redacción tienen un papel clave: liderar por el ejemplo. “Si yo le digo a mi equipo que descanse el fin de semana, pero soy el primero en enviar mensajes el sábado por la mañana, pues no estoy liderando el cambio”, apunta Cabra.
“Tenemos que entender que las personas que están trabajando con nosotros todo el rato tienen que tener momentos de descanso. Lo que suele suceder es que no planificamos los descansos del equipo”, agrega.
¿Qué puede hacer un líder de equipos editoriales para mejorar la salud de un periodista que esté al borde del agotamiento? “Tal vez identifiquemos que una persona necesita un descanso, o un cambio de turno o de sección o más claridad de qué se espera de ellas”, dice Mortitegui.
La respuesta es distinta en cada caso, pero según lo que identifique, un líder de equipo puede tomar decisiones encaminadas a proteger a un periodista altamente estresado del burnout. “A veces solo con decirle a una persona ‘oye qué bien lo has hecho’ esa persona se va feliz a la casa”, señala.
Por otro lado, cuando algún miembro del equipo esté exhibiendo algunas de estas señales debemos profundizar en qué está pasando. “No interpretéis que la persona se está desconectando del proyecto, puede que esta persona solo no pueda gestionar su estrés”, recomienda Mar Cabra.
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