Las redes sociales se convirtieron en una herramienta clave para medios de comunicación, periodistas y fotógrafos. Los últimos han puesto sus ojos en una en particular: Instagram, plataforma digital ideada para el consumo visual y fotográfico. Contrario a lo que puede creerse, no sólo puede ser utilizada como un registro diario de la cotidianidad, también puede ser un espacio para divulgar piezas documentales.
De esta forma los fotorreportajes pueden llegar a audiencias globales y a públicos más diversos, debido a que las plataformas sociales se han posicionado como un espacio democratizador y amplio. En torno a este panorama, Adriana Zehbrauskas, fotógrafa documental y colaboradora del New York Times, presidió el seminario virtual ‘Redes sociales para documentar Centroamérica’. Durante su exposición compartió su experiencia utilizando Instagram para ampliar el alcance de su trabajo, construir narrativas con rigor periodístico, y contar historias a través de las distintas herramientas que brinda esta plataforma.
En la tercera sesión del ciclo ‘Fotoperiodismo en primera línea’, la periodista brasileña brindó recomendaciones para estrechar vínculos en las comunidades locales a través de cuentas en redes sociales con las que se obtiene una interacción más profunda. “En mis plataformas utilizo el mismo rigor y ética con el que realizo mi trabajo editorial”, dijo Zehbrauskas.
A partir de su presentación listamos una serie de estrategias dirigidas a fotógrafos y documentalistas que deseen utilizar sus cuentas sociales como una extensión de su trabajo periodístico. Con ellos, se podrán definir algunas pautas a tomar en cuenta al momento de crear contenido para estas plataformas.
1. Entender la red y sus posibilidades
Instagram es una de las redes sociales más utilizadas por los usuarios. En 2020, se registró una actividad de mil millones de cuentas activas al mes. La plataforma está creada para que la imagen tenga mayor relevancia que el texto. Lo que importa no es tanto lo que uno escribe, sino lo que uno sube para visualizarse. Tener en cuenta estos conceptos puede ayudar a definir los contenidos que van más acorde.
Zehbrauskas maneja Instagram de dos formas: una de ellas es “ir sobre la marcha”, es decir, subir fotos en medio de una cobertura, y la otra es añadir fotografías que no fueron publicadas en caso de que no se pueda hacer en tiempo real. Por ejemplo, si el reportaje consiste en una investigación. “Entonces esto amplía un poco más el trabajo”, comentó.
No obstante, su método favorito es ir sobre la marcha, porque se da un vínculo directo con la comunidad y las historias que se documentan. Toda esta experiencia la adquirió a medida que iba conociendo el funcionamiento de la red.
2. Crear confianza en la comunidad
Lo anterior lleva al segundo punto. “Las personas que aquí retrato pueden ver en tiempo real cómo es que yo trabajo esas noticias y el trato que doy a las historias. Eso hace que haya una relación de confianza inmediata”, explicó.
Estos vínculos se crean cuando las personas detrás de las historias pueden conocer el trabajo del fotoperiodista a través de una red social, e incluso seguirle para visualizar el resultado final en los que ellos son los personajes.
En ese sentido, Zehbrauskas aseguró que es importante mantener el mismo rigor y ética que se utiliza en el trabajo de campo. Albergar una cuenta de Instagram para fines fotoperiodísticos también conlleva a una responsabilidad, aseguró. “Porque el final de cuentas no es un trabajo sobre mí, sino sobre otras vidas que uno expone y retrata”, agregó.
3. Pensar el contenido como una extensión del trabajo fotoperiodístico
Hay momentos que se explican mejor a través de un vídeo. Cuando esto sucede, la mejor forma de hacerlo puede ser a través de una cuenta de Instagram. Zehbrauskas hace uso de esta opción cuando siente que la audiencia no solo necesita ver, sino escuchar para entender lo que está pasando detrás de una imagen estática.
En una nota realizada para el New York Times sobre un grupo de migrantes guatemaltecos, la fotoperiodista se encontró con un hombre que iba a ser deportado a México por las autoridades estadounidenses. Zehbrauskas grabó el momento en que él llamó por teléfono a su madre para decirle la noticia, porque pensó que una fotografía no podría hacerle justicia a los hechos.
“Por motivos de publicación el video no pudo ser añadido a la nota del reportaje, entonces lo subí a mi página de Instagram. Más que la cantidad de ‘me gusta’, es la interacción de la gente. Antes era más complicado, porque las personas tenían que escribir una carta al periódico o dejar un comentario en el sitio web”, apuntó la periodista.
4. Explorar con las historias y los formatos verticales
Adriana Zehbruskas también ha realizado una serie titulada ‘Family Matter’, en ella retrata con su celular a algunas familias de desaparecidos. Con este fotorreportaje exploró el uso de otras posibilidades que brinda la red social, como las historias. “Junto a los retratos que subía a la plataforma, subía también los videos de esos retratos”, comentó.
Las historias de Instagram brindan la posibilidad de publicar un contenido más relajado, debido a la característica de inmediatez y el vencimiento de las publicaciones en 24 horas. Zehbrauskas ha utilizado este apartado para compartir con sus seguidores momentos de su cobertura, o instantes más personales.
Las historias también brindan mayores posibilidades creativas. La periodista explicó que no solo se es el creador del contenido, sino el editor de este mismo. Las libertades pueden ser infinitas. Se puede optar por el blanco y negro o el color al antojo. Esa creatividad también “es divertida” y forma parte de la exploración del reportero gráfico.
“Uno va buscando la manera de no de como mejor representar tu propio trabajo y la historia que quieres contar. Hay espacio para ser más poético o más lírico, eso sin perder obviamente la ética y el rigor periodístico”, subrayó.
5. No descuidar los pies de fotos
“El trabajo del periodista no solo es tomar una buena foto, también se debe escribir un buen pie de foto”, agregó Zehbrauskas. Pese a que Instagram es una red de imagen y no de lectura, los pies de fotos dan contexto a las fotografías que se suben. “Yo a veces utilizo el texto que fue publicado en la nota con el crédito del reportero o del autor del texto y público los pies de fotos”.
En este apartado, se puede hacer uso de las etiquetas o almohadillas para brindar otro tipo de datos que conectan con otras audiencias. Sobre este punto, Zehbrauskas recomienda escribir en ellos el nombre de la ciudad en la que se realiza la cobertura, o sobre el asunto que se está hablando. “Es muy importante colocar donde estoy trabajando, y las etiquetas son una herramienta que se pueden utilizar en los pies de fotos”, enfatizó.
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